verano es sinónimo de descanso y disfrute. Y también de actividades lúdicas muy relacionadas con el agua, ya sea en piscinas o en playas, que pueden tener consecuencias para la salud. El contacto directo con la arena, duchas, vestuarios, el calzado, la humedad y las altas temperaturas pueden acarrear diversos problemas como la verruga plantar o el pie de atleta, entre otros, provocados por la acción de hongos, bacterias y virus.
Cómo evitar problemas
- No caminar descalzo por zonas húmedas comunitarias como piscinas ni por el suelo mojado.
- Es imprescindible la utilización de chanclas porque actúan como barrera ante los contagios.
- Su uso debe limitarse a la playa, piscinas y duchas públicas, para evitar afecciones dérmicas, pero no debe utilizarse como calzado habitual, ya que puede acarrear otros problemas pues el pie no tiene protección.
- No compartir zapatos, calcetines ni toallas es fundamental.
- Mantener una buena higiene de las chanclas, toallas… y lavar todo siempre después de su uso en piscinas, ya que es muy importante para evitar que los microorganismos se mantengan.
- La higiene de nuestros pies también es básica para eliminar los posibles microorganismos que nos producen dichas infecciones antes de que germinen en piel y uñas.
- Se deben secar en profundidad los pies después de mojarlos, insistiendo entre los dedos pues la humedad facilita la aparición de los hongos ya que estos microorganismos proliferan de mejor manera en ambientes húmedos, con calor y donde no les dé mucho el sol, como pueden ser los espacios interdigitales.
- Para los deportistas es recomendable el uso de calcetines de algodón porque ayuda a absorber el sudor.
- También es apropiada la utilización de talcos de secado para evitar la transpiración y mantener los pies secos. O cremas antimicóticas para mantener los pies frescos y evitar el pie de atleta.
- La hidratación de la piel de los pies es otro aspecto a tener en cuenta, aunque debe ser preferiblemente de noche para evitar aumentar la sudoración durante el día.